Apoyo a la música independiente: ¿Es falta de creatividad o de recursos?

Apoyo a la música independiente: ¿Es falta de creatividad o de recursos?

«Se suspendió el Festival de Viña del Mar», anuncian en la televisión los diarios, los medios online, la radio y las RRSS. Yo misma hago eco de magna noticia. Pero hablemos en serio.

Los dichos de la ministra de Cultura, las Artes y el Patrimonio -por favor, detengámonos un segundo a releer: cultura, artes y patrimonio-, sí, la autoridad que debiera representar, entre otros, a los artistas del mundo de la música nos recordó porqué ya no creemos en la clase política ni en nuestros representantes. Claro que a ella no la elegimos nosotros, sino el Presidente con 16% de aprobación en la última encuesta.

“Un peso que se coloque en cultura es porque se deja de colocar en otro programa”.

Consuelo Valdés, Ministra de la Cultura, Artes y Patrimonio

Por otra parte, sindicatos, organizaciones y artistas han manifestado desde sus lugares individuales y colectivos la precariedad de la industria en medio de esta pandemia. Incluso desde antes, el apoyo al sector era algo donde la señora Valdés podría haberse lucido, pero eligió el silencio en lugar de la música.

Vamos al grano. ¿Y si los recursos del Festival Internacional de Viña del Mar, con todo su espectacularidad, fanfarrias, alfombra roja, lentejuelas y opinólogos, si tan solo una mitad o una cuarta parte, la destináramos a potenciar nuestra música? ¿Se imaginan que la música independiente y emergente tuviera un 10% del apoyo que se le da a artistas de talla mundial?

Vamos a Lollapalloza, tampoco se hará este verano. Mismo caso, seguramente, con todos los festivales organizados por las municipalidades. ¿Acaso a nadie se le ocurre, por ejemplo, crear un festival para nuestros artistas? Sorry, no me refiero a los que tienen contratos internacionales y han logrado mantenerse a flote. Me refiero a los que ya no tienen el bar o la sala SCD para ir a tocar, porque convengamos que esa vendría siendo una de las principales maneras de monetizar este trabajo: la venta de entradas. Que dicho sea de paso, ha mostrado el nivel de desvalorización del artista que, prácticamente, es quien debe arrendar un espacio para mostrar su arte y capitalizar recursos. ¿Acaso tocamos la última nota?

Retomo. ¿Se imaginan un festival online transmitido por dos canales de televisión, con una selección de artistas emergentes? ¿Cómo?

Propongo una curatoría de verdad, sin trampas. Investiguemos artistas, leamos sus historias (como hacen con los casos de la Teletón, pero sin morbo), ahondemos en sus letras, revisemos las capas musicales de las canciones y cómo todo eso podría verse y oírse a través de la pantalla chica. Visualicemos la proyección de los músicos y músicas cruzando datos con las tendencias de géneros más escuchados. La música urbana tiene un lugar ganado, salgamos de lo que es obvio sin dejarlo fuera. ¿Y si pensamos en un Chile rockero? a nivel mundial ya nos ven como revoltosos insatisfechos saliendo a las calles, cuáles punks de décadas anteriores. Hagamos realidad la paridad de género y no esperemos que solo Ruidosa y La Matria hagan la pega. Hagamos una competencia que la gente sí quiera ver y escuchar, de la que todos comenten al otro día. No, la gaviota virtual no porfa. Bueno, les concedo una. ¿Es que tiene que ser internacional? Ok, ¿Saben cuántos artistas chilenos están en el extranjero buscando las oportunidades que acá no se dan?

Es bonito soñar, dicen. Pero esto no es un sueño. Es un manifiesto sobre la necesidad de dignificar el arte, la cultura y el patrimonio. Es darle significado y valor a un ministerio que existe, al parecer, por cumplir. Es relevar aquello que trasciende a las generaciones: la música, de la que nuestras autoridades se acuerdan solo en Fiestas Patrias cuando bailan tres pies de cueca que luego se convierten en meme.

Por último, si no creen en estas ideas, les digo: Han perdido todo, ¿Qué más da probar? ¿Es falta de recursos o de creatividad? Les regalo la idea.

Soy periodista, Ceratilover, feminista, mamá y melómana. Dirijo Flaier agencia.