En diciembre, la banda cumplió un año desde su primer single, un hito que quiso celebrar junto a Flaier, contándonos dos pequeñas historias: cómo nace la banda y cómo nace su primera canción «Flamencos».

Debí publicar esto hace un tiempo atrás, pero la tecnología me jugó una mala pasada. ¿Lo bueno? nunca es tarde para hablar de buena música.

Nunca pensé llegar a tener una banda la verdad, menos al nivel en el que estamos actualmente, logrando subir canciones a Spotify, tocando de manera regular -antes de la cochina cuarentena- y, por sobretodo, sintiéndome contento con lo que hemos logrado en un año de existencia.

Rodrigo García, vocalista de la banda chilena Pasaje Submarino.

De amigos a colegas, el nacimiento de Pasaje Submarino

Luego de un par de proyectos que no habían funcionado por distintas razones, un par de temas escritos quedaron guardados en cuadernos y maquetas mal grabadas. Todo eso comenzaría a cambiar cuando Rodrigo vio en facebook el siguiente anuncio.

Pensó en ir solo a tocar los temas que tenía, guitarra de palo, muchas intenciones y poco ensayo. Pero al ver que contaban con amplificadores, batería y un equipo de sonido, decidió conseguir un par de cabros que apañaran a pelar el cable un rato sobre el escenario.

Para no alargarme demasiado en esta parte, básicamente el manolo(bajo) es mi compañero de curso, el delpe(guitarra) era un conocido con el que nos escapabamos del preu de matemáticas, quien conocía al Ariel (Batería en ese momento, ahora tecladista).

Arriba del escenario, con el nombre de “Zorro de la Calle” tocaron Musa, Flamencos y Rutina. Salió bastante mal -dice, ahora que lo piensa-, pero hay algo que no se le olvidó. Quien organizaba el evento le dijo algo que hasta hoy retumba en su cabeza:

“Ven cabros, lo importante de esto no es que las cosas salgan perfectas ni que seamos  unos secos, lo importante es que hayan oportunidades pa’ tocar, para que nazcan bandas como ésta”.

En ese momento no le tomó el peso, pero el resto quedó motivado con las canciones y decidieron seguir tocando juntos. No era nada serio. Todavía.

Pasó el tiempo, un par de tocatas más y surgió una oportunidad que no podían dejar pasar; les ofrecieron grabar un par de temas en los estudios del Duoc a cambio de ser ratas de prueba para los alumnos del momento. «Infinitas gracias a esos cabros».

Acompañaron las grabaciones del Duoc con un par de grabaciones caseras y otras en el estudio de su amigo Eder Producciones (Federico García), con lo que lograron armar lo que sería un EP a futuro, pero había un problema, no tenían nombre para la banda y menos para el EP.

Luego de muchas discusiones, conversaciones y desacuerdos, decidieron llevar el nombre de Pasaje Submarino, «por razones que deben mantenerse bajo un secreto profundo».

Una vez listo el nombre de la banda y del EP, necesitaban una portada, la que terminó siendo realizada por el artista visual Tomás Bravo, quien dibujo en acuarela un flamenco dentro del agua.

Quizás en ese momento es cuando empezábamos a darnos cuenta de la importancia que tienen los amigos para poder levantar un proyecto, algunos que también nos ayudaron al momento de servir cervezas en las tocatas realizadas en el patio de mi casa, otros que nos han ayudado cuando hemos necesitado un sonidista, fotógrafos, entre otras pegas que no habríamos tenido los recursos para pagar en ese momento.

Con la portada y los temas listos, necesitaban subir los temas a Spotify, eso “te sube el pelo, dejai de ser una banda que se mueve por puro Soundcloud y Youtube ¿cachai?”. Así que aprendieron lo que era una agregadora, cuánto pagar, cómo verificar un perfil de Spotify, entre otros detalles.

Desde el primer lanzamiento ya ha pasado un año, tienen una integrante nueva (Javi),  han visto cómo las cosas no funcionan si no se mueven, si no comienzan a conocer gente que quiera lograr lo mismo. «La imagen del empresario y el sello multinacional ya no existe en Chile».

Quizás también aprovechar de mencionar a los medios independientes, donde sabemos que casi no se mueven lucas por escribir, pero aún así dan espacios para los proyectos nuevos como nosotros.

Un vaso con flamencos, muchas boletas y una puerta bloqueada

Te recomendamos escuchar la canción aquí mientras lees esta historia.

A continuación, Rodrigo se toma Flaier para relatar esta historia. Dale, Rodri. ¡Todo tuyo!

Una de las peores sensaciones que existen es despertar con caña después de dormir en un duro suelo de cerámicas. Sumado a eso, súmale estar encerrado con otras 5 personas -aún dormidas- en una pieza porque algo -o alguien- está bloqueando la puerta por fuera. Benditas vacaciones del 2016, extraño el azar de no estar encerrado todo el día en mi casa.

Quizás lo único decente de esta situación es que había un baño en el cual podía tomar agua y, de alguna forma, había dormido abrazado al vaso -con un diseño de flamencos- que me acompañó la noche anterior, así que no moriría de sed, pero si de aburrimiento.

Después de comprobar que la batería de mi celular estaba en cero, encontré en uno de los bolsillos de mi banano un lapiz bic y dentro de mi billetera algunas boletas que habían quedado dando vueltas. Empecé a escribir párrafos sueltos de lo que podría llegar a ser una canción.

Los flamencos, como pueden imaginar, es el vaso que me acompañó durante toda la noche anterior, viendo todo el show que me pegué, desde bailar hasta terminar llorando por alguna razón que en este momento no recuerdo – y no quiero recordar.

“Los flamencos fueron cómplices en esta noche de alcohol

Y entre vasos sucios y copas rotas me enseñaron lo que es el amor”

Quizás lo único bueno de romper un vaso, es darse cuenta que el piso es de cerámica y se puede limpiar pasando un trapero. No hay nada peor que dejar una marca de por vida en una alfombra con vino tinto. “La cerámica no absorbe las causas perdidas”.

Bailar con alguien que te gusta es una sensación bacán, los cuerpos pegados, bailando un perreo old school, pero esa sensación se acaba rápido cuando sabes que a la otra persona no le gustas. Ivy Queen siempre tendrá razón “Yo quiero bailar, Tu quieres sudar, Y pegarte a mí, El cuerpo rozar, Yo te digo sí, tú me puedes provocar, Eso no quiere decir que pa’ la cama voy” (por algo es la queen).

Luego de que el borracho que estaba durmiendo al otro lado de la puerta se dignó a recuperar la conciencia, logré salir al patio de la casa, tomar sol y ponerle un par de acordes a lo que sería el coro de la canción. Los acordes de las otras partes fueron creadas durante el resto de las vacaciones, quedando guardadas en un audio mal grabado de mi celular.

Ese mismo audio sería el que les enviaría a los cabros unas semanas antes del micrófono abierto y, poco a poco, se convirtió en el lento que ahora ocupa el segundo lugar de nuestro EP “Pasadena”.

Quizás lo más divertido de todos estos carretes adolescentes era que se convertían en anécdotas fugaces que se olvidaban a la fiesta siguiente, donde se reunían los mismos amigos, las mismas cervezas baratas y las mismas malas decisiones.

Fue hace tan solo cuatro años, pero he aprendido mucho junto a Pasaje Submarino. Quizás la música me sirve para recordar quien fui y pensar quién quiero ser.