Año 2016. Salgo de la oficina rumbo al Barrio Bellavista. Estaciono y busco el Bar Remolienda. Voy a ver a Santropia. Entro al bar y es Pepe Derby la banda que está sobre el escenario. Como en una película -aunque no habían penas que pasar- camino hacia la barra y me siento en uno de los taburetes junto al barman. Pido agua mineral. La banda es buena y el de la guitarra es Claudio Muñoz.

Año 2020. Claudio nos sorprende con el lanzamiento de su carrera solista, una propuesta musical que mezcla letras simples y buenas melodías, enmarcadas en un pop melancólico que busca profundizar en temáticas tan universales como el amor y el desamor. Su estreno fue con el single «Lican Ray». Un par de meses después presenta el segundo sencillo y la siguiente es su historia; la de «La Espera», una balada dulce que nos muestra lo lindo de creer en el amor y de lo que se siente cuando la persona amada está por llegar.

Desde Francia, donde está radicado temporalmente por trabajo, el artista viñamarino nos cuenta que la canción nació por allá por el 2018, cuando junto a su hermano Sebastián estaban en su cabaña en Lican Ray (como su primer single, por si quiere buscarla en Spotify). Se sentaron a hacer algo que nunca habían hecho juntos (me llamó mucho la atención esta parte, porque estos chiquillos son gemelos y siendo ambos músicos, obvio, imaginé que podría haber pasado antes, pero no). Bueno, se propusieron, por primera vez, componer una canción.

«La idea lírica original apuntaba a otro lado, no recuerdo muy bien hacia dónde. Él tenía las primeras palabras, que hablaban del niño en el liceo y esa noche se me ocurrió la melodía, pero luego me di cuenta que la letra me decía otra cosa, del sentimiento de esperar a alguien, y fue cuando seguí desarrollando la canción», comenta el artista de casi 36 años.

El primer verso fue el punto de partida de la canción y coloca el tema de las ansias y la espera.

Como un niño que está en el liceo

que llena de rayas su cuaderno

que espera con ansias el sonido

para poder salir a recreo.

En el segundo verso, Claudio toma una experiencia personal. «En Diciembre 2009 me fui vivir 4 meses a EEUU dentro de un programa work & travel, y a mi regreso les mentimos con el Seba a mis papás sobre la fecha de llegada para sorprenderlos en su casa, y funcionó perfecto, hubieran visto la cara de mi mamá, jajaja».

Como irse a viajar al mundo entero

dejando a tus padres en desvelo

y el día anterior a tu llegada

aparecer en frente de su entrada.

Según nos cuenta, el pre coro era originalmente el coro de la canción. «Y me gusta bastante porque en pocas y simples palabras logra expresar mucho, quien no quisiera ser recibid@ así no?»

Ser el hombre aquel

que siente florecer

la sonrisa total

al oírte.

En tanto, el coro apareció recién en la etapa de producción de la canción, y marca la conclusión del pre coro, sobre todo la última frase: «vale la pena esperar».

Llegar, llegar, es un momento especial

Llegar, llegar, vale la pena esperar.

El tercer verso viene a ser lo más personal para Claudio, porque cuando era más joven -confiesa- siempre fue muy tímido y le costaba atreverse y dar ese paso de declararse. «Me gusta pensar este verso como un recordatorio de no dejar ir oportunidades cuando se presentan, la vida es muy corta como para dejarlas pasar».

Como estar pensando hace tiempo

cómo acercarte a conversarle

y sin tener todo aún resuelto

ver cómo sonríe al acercarte.

Finalmente, el brige habla sobre la idea de que amar a alguien es siempre una opción o debería serlo y que «efectivamente uno tiene infinitos caminos, pero es una decisión el querer recorrerlos con esa persona especial. Finalmente amar es compartir la libertad». Claudio, amé esta frase tuya.

La vida te ofrece infinito caminos

contigo los quiero explotar.

Si eres un o una romántica, esta canción es para ti. Y si has dejado de creer en el amor, quizás te venga bien darle una nueva oportunidad a esa idea de compartir un poquito de la vida junto a alguien que te flipa. Claudio nos ayuda un poco a creer en eso otra vez, ofreciendo melancolía y optimismo en dosis similares.

En lo que a mí respecta, «La Espera» me flipa cada vez que la escucho. Que se sepa también en París.